La evidencia es el punto de partida el desarrollo de toda investigación penal. Cada huella, documento o grabación que se recolecta pasa por un riguroso proceso técnico de recolección y custodia, que garantiza que nada sea alterado desde el momento de su hallazgo hasta su presentación ante un juez. Este procedimiento es fundamental para que las pruebas mantengan su valor y credibilidad en los procesos judiciales, asegurando así que las decisiones se basen en hechos verificables y no en suposiciones.
Los elementos materiales probatorios son los objetos, rastros, sustancias, huellas, documentos, registros fílmicos, sonoros o digitales, entre otras evidencias, que se recolectan en el desarrollo de una investigación.
En algunas oportunidades están presentes en los lugares donde ocurren las conductas delictivas, en otras ocasiones se obtienen mediante actos investigativos.
Los elementos materiales probatorios son recogidos y custodiados a través de personal de policía judicial, peritos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses o de laboratorios acreditados.
El análisis técnico o científico de los elementos materiales probatorios permite reconstruir lo sucedido, definir o descartar hipótesis sobre la ocurrencia de un delito e identificar a los responsables. Son piezas determinantes para la investigación penal.
En conclusión, son mucho más que objetos. Son el sustento que permite a la justicia actuar, proteger a las víctimas y garantizar que los involucrados respondan ante la ley. No olvides compartir este video y seguirnos para más contenidos como este.