Un juez con funciones de Conocimiento declaró culpables a las enfermeras Luz Marina Ardila Pinzón y Jeimi Consuelo Pardo Ojeda, por no brindar la atención médica a un bebe de un año y seis meses que murió por un choque séptico.

El deceso del menor se produjo el 17 de febrero de 2005, dos días después de que llegará a una clínica al norte de Bogotá afectado por vomito y malestar general como consecuencia de una infección que no fue diagnosticada de manera oportuna.

Durante la audiencia el juez también decidió absolver a Magda Cano Callejas, médica pediatra, debido a que no recibió información veraz y oportuna sobre el estado de salud del niño. Esta determinación fue apelada por la Fiscalía.

Igualmente el juzgador solicitó a la Superintendencia de Salud que se adelante una investigación especial contra el centro médico, al argumentar que no cuenta con las instalaciones adecuadas ni tampoco con los elementos apropiados para atender a los pacientes.