Desaparecieron y fueron encontrados 10 días después en fosas comunes. El 18 de diciembre de 2000, un grupo de integrantes del bloque Calima de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), llegaron hasta el corregimiento Barragán, en el municipio de Tuluá (Valle del Cauca).
Su jefe, alias Percherón, ordenó cerrar todas las vías de acceso y reunir a todos los habitantes en la plaza central para darles un discurso. Luego, lista en mano, llamó a 11 personas, a quienes los paramilitares sacaron a empujones. Percherón las hizo colocar boca abajo para amarrarlas y llevarlas a un sitio desconocido.
El 22 de diciembre, alias Percherón volvió a obligar a los habitantes de Barragán a ir a otra reunión a la plaza del pueblo y les dijo que habían asesinado a las personas que estaban en la lista que leyó cuatro días antes, “por ser colaboradores de la guerrilla”.
Luego ordenó a sus hombres saquear negocios y tiendas del pueblo, así como las viviendas de las familias de las víctimas; se apoderaron de caballos, ganado y bienes muebles, convirtiéndolos en bodegas de almacenamiento de armas y municiones.
Amenazaron de muerte a los habitantes que si no les colaboraban correrían la misma suerte que los desaparecidos de ese 18 de diciembre. Dentro del grupo de paramilitares presente en el corregimiento de Barragán, estaba presente Eugenio Ruíz Caicedo, alias Remigio.
Masacre
Seis días después, el 28 de diciembre de ese año, algunas de las familias recibieron la noticia de ir a recoger los cadáveres en fosas comunes. Una de las fosas fue ubicada en la finca Singapur de ese municipio. Allí aparecieron los cadáveres de Wilmar Flórez, Ariel Silva, Melquisedec Puentes, Cornelio Barona, e Idelfonso Acuña.
En otra fosa, ubicada en la finca Villa Gilma, fue hallado el cuerpo de Jaime Vela Cuesta, de 42 años. Al Instituto de Medicina Legal de Tuluá fue llevado el cadáver de Juan María Vianney Galvis, de 36 años, trabajador de la finca el Verdun, había desaparecido el 18 de diciembre y su cuerpo fue hallado el 22 de ese mes.
En la vereda Asunción, en un terreno baldío fueron encontrados los cuerpos de Humberto Silva Ruíz, de 34 años, administrador de la finca La Salina; Olmes Riaño Lache, de 40 años, trabajador de esa misma finca; Fabio Marulanda García, trabajador de la finca La Espiga de la vereda Alegría. También fue encontrado el cadáver de Fran Esteban Beltrán.
Los trabajadores aparecieron amarados de pies y manos y degollados. Sus cuerpos aparecieron en fosas comunes en Sevilla. Algunos testigos aseguraron a la Fiscalía, que los paramilitares jugaron fútbol con las cabezas de los campesinos y luego las desaparecieron para que no fueran identificados.
Acusación
Las evidencias, material probatorio y testimonios recogidos por la Fiscalia 55 Especializada de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario (DIH), dentro de la investigación por la masacre del corregimiento de Barragán, bajo los términos de la ley 600 de 2000, permitió la acusación de Eugenio Ruíz Caicedo, alias Remigio, integrante del bloque Calima, quien estuvo en la reunión del 18 de diciembre de 2000, cuando los paramilitares se llevaron a 11 personas, las asesinaron y trataron de desaparecer sus cadáveres.
“Se supo además de estas 11 víctimas, fueron aproximadamente veinte personas más las aprehendidas y secuestradas por las AUC y de las mismas nunca se supo nada”, dice la Fiscalía 55.
El ente investigador profirió resolución de acusación en contra de Ruíz Caicedo, alias Remigio, como presunto coautor material impropio de los delitos de homicidio agravado en concurso homogéneo y simultáneo, desplazamiento forzado, terrorismo, secuestro simple y hurto calificado y agravado.
Estas víctimas “fueron cruelmente masacradas, asesinadas, donde dan cuenta de la sevicia con que dicha agrupación de las AUC interceptó para desaparecerlas”, dice la Fiscalía 55 en la resolución de acusación.
JGPV/DLBM





