Por su responsabilidad en el delito de secuestro extorsivo agravado en concurso con hurto calificado, el juez único Penal del Circuito Especializado de esta ciudad, impuso una pena de 39 años de prisión y ocho mil salarios mínimos legales mensuales vigentes contra Jorge Mario Castañeda Flórez.

Los hechos investigados por la Fiscalía Primera Especializada ocurrieron el 9 de agosto de 2007, cuando Yudy Elizabeth Cajamarca Sarmiento, esposa de un suboficial del Ejército, salió en una moto de su oficina de publicidad en la capital risaraldense con destino a la zona rural de Guayabal, vía Armenia, a cumplir una cita de negocios pero no regresó.

El cotejo de voz realizado por acústica forense en el que se reconoció la voz del secuestrador en cuatro de las cinco llamadas que hizo, 15 testimonios y algunas prendas de la víctima halladas cerca de la casa del procesado, fueron las principales pruebas aportadas por la Fiscalía y que determinaron la culpabilidad de alias ‘El Mono’.

Pese a la fallida búsqueda durante varios días, el hermano de la víctima recibió una llamada en la que un hombre le exigió 20 millones de pesos por la liberación de Cajamarca Sarmiento, le solicitó vestimenta para la mujer y le dio instrucciones para entregar el dinero en Belén de Umbría (Risaralda). No obstante, ante el no pago del rescate Yudy Elizabeth fue asesinada.

Castañeda Flórez, aprehendido por otros cinco procesos por homicidio y hurto, llamó el 25 de enero de 2008 desde la cárcel a pedir más dinero para suministrar información sobre el paradero de la víctima, y con el pago de tres millones y medio de pesos, entregó un mapa con la ubicación del sitio de la inhumación.

En una fosa próxima al río Cestillal en la vereda Yarumal, en la vía a Armenia, fue hallado el cuerpo de Yudy Elizabeth; en avanzado estado de descomposición y con una blusa amarrada a la cabeza.

Mediante labores investigativas se estableció que Castañeda Flórez pertenecía a la banda denominada ‘Los Monos’ dedicada al hurto de motocicletas en la región, cuyos integrantes utilizaban el modus operandi siguiente: pedían servicios a domicilio y luego de intimidar a los transportadores hurtaban los vehículos.

El hoy condenado permanece recluido en la Cárcel de Varones La 40 en Pereira.