Un juez especializado de Bogotá condenó a 42 años de prisión en establecimiento carcelario a Nelson Archila Romero, Róbinson Adrán Ortega y José Diomedes Gamboa Giraldo como responsables del crimen de la jueza de Saravena (Arauca) Gloria Constanza Gaona Rangel.
El juez en su decisión consideró que la Fiscalía demostró “más allá de toda duda” que los tres sentenciados participaron en los hechos ocurridos el 22 de marzo de 2011 en una vía pública de Saravena. En su fallo, el juez ordenó a los tres sentenciados el pago de una multa de 3.404 salarios mínimos mensuales legales vigentes.
En la audiencia de lectura de fallo, se conoció que los tres condenados son integrantes de las milicias del ELN, grupo guerrillero que delinque en esa región, y a quienes les imputaron los delitos de homicidio en persona protegida y rebelión.
La Fiscalía demostró que Nelson Archila Romero disparó contra la mujer y luego se subió a una motocicleta que conducia otro de los sentenciados, mientras que un tercero vigilaba el sector en una motocicleta.
En la audiencia se escuchó el testimonio de la abogada Mireya Agudelo Ríos, quien reconoció a Archila como el hombre que disparó contra su amiga, a quien ella acompañaba el día en que ocurrió el homicidio.
Durante el juicio, la abogada Agudelo indico que “jamás se podrá olvidar de los ojos del criminal, quien muy cerca de ella y por la parte de atrás de la jueza le disparó al lado de su oído”.
Añadió que eso ocurrió minutos después de haber salido de su lugar de residencia. Minutos antes del crimen, relató Agudelo, escuchaba a su jefe y amiga sobre algunos problemas que afrontaban en la residencia donde vivían en compañía de otros funcionarios judiciales de la ciudad.
“Yo solo escuché un grito de la juez (sic) y su semblante de miedo, cuando de inmediato sonó un disparo y ella cayó al piso, donde el homicida seguía disparando contra su humanidad”, enfatizo testigo. Dijo en su testimonio que ante los disparos, lo único que hizo fue retroceder y quedar contra la pared indefensa y llena de pavor, esperando que el sicario también le disparara. El rostro del asesino quedó grabado en su mente.
“Yo solo llevaba 3 meses en esa ciudad, ayudando a la juez (sic) en su labor”, dijo la testigo, quien expresó que al momento de los disparos y las heridas causadas a la jueza uy a pesar de sus gritos de auxilio, ninguno se acercó a ayudarles. Sólo fue auxiliada minutos después por un uniformado de la Policía.
ANM / AAEA





