Un ciberdelincuente obtiene y utiliza tu información financiera o personal sin tu permiso. Se hace pasar por ti para realizar transacciones, adquirir bienes y servicios a tu nombre. En pocas palabras: roba tu identidad.

Así afecta tu vida crediticia y bienestar financiero.

Es posible que no te des cuenta de inmediato del robo de tu identidad, pero hay señales de alerta como recibir facturas de productos que no compraste, llamadas de cobro de deudas desconocidas o el rechazo de solicitudes de préstamo o apertura de productos financieros.

Para robar tu identidad, los delincuentes están atentos a cualquier descuido o recurren a diversas maniobras para engañarte y obtener tu información. Desde llamadas telefónicas falsas hasta la instalación de dispositivos en cajeros electrónicos. También pueden espiar tus redes sociales, ubicar los datos que proporcionas en redes Wi-Fi públicas no seguras o enviar correos electrónicos o mensajes que parecen legítimos, y te invitan a diligenciar formularios.

Para protegerte a tiempo y evitar ser víctima de esta práctica, guarda tu información en un lugar seguro y no la confíes a personas que te contactan para ofrecerte bienes o servicios, revisa regularmente el estado y cupo de tus tarjetas de crédito y cuentas bancarias; y activa las alerta que proporcionan las plataformas de las centrales de riesgo para evitar fraudes.

Si detectas que alguien está usando tu identidad, denuncia a la línea 122 de la Fiscalía General de la Nación o a través del canal virtual ‘Denuncia Fácil’.