La Dirección Seccional de Fiscalías de Bogotá logró que un juez de garantías de esta ciudad enviara a prisión, con medida de aseguramiento, a tres presuntos integrantes de una organización dedicada al hurto de apartamentos mediante la modalidad de la escalera humana.

Entre las víctimas se encuentra un alto mando de la Policía Nacional y un directivo de un medio de comunicación, a quien le hurtaron cámaras, lentes y otros elementos de comunicación avaluados en más de 12 millones de pesos.

“Se subían a los hombros uno sobre otro. El más bajito era el que presionaba con una palanca para abrir las ventanas y luego por su tamaño le era fácil ingresar por uno de los orificios de las viviendas”, sostuvo el fiscal al hacer la imputación ante un juez de garantías.

El delegado de la Fiscalía afirmó que los tres presuntos delincuentes han participado en varios eventos en los cuales se observa un taxi esperando a los sujetos mientras van sacando electrodomésticos de una vivienda en la localidad de Suba, noroccidente de la capital.

Uno de los testigos  indicó que lo hacían a altas horas de la noche o en la madrugada y se encargaban de amordazar a las personas que se resistían a los hurtos y las retenían mientras que lograban el ilícito.

El fiscal del caso, adscrito a la Estructura de Apoyo de la Dirección Seccional Bogotá, sostuvo que el producto del hurto era repartido en las casas de los indiciados y luego vendido en prenderías al sur de la ciudad.

En otros eventos la Sijín de la Policía investiga si algunos de los procesados salieron del país con destino a Tokio (Japón), en donde habrían hurtado de manera similar algunas viviendas de ciudadanos de ese país.

“Hacían un análisis detallado de las viviendas a atracar por lo que se calcula que en cada ingreso ilegal se llevaban en joyas, electrodomésticos y dinero, mínimo 10 millones de pesos.

Los procesados, quienes aceptaron cargos por los delitos de hurto calificado y agravado en circunstancias de agravación punitiva, responden a los nombres de Carlos Eduardo Vargas, Jonathan Steven Morales y Brian Leonardo Ramírez.

 

CMR/DLBM