Como presuntos colaboradores de la banda delincuencial Los Chatas, con injerencia en el municipio de Bello (Antioquia), el Juzgado 2º Penal Ambulante de Antioquia, con funciones de control de garantías, impuso medida de aseguramiento en centro carcelario contra 6 funcionarios de la Policía Nacional.
Los afectados con la medida fueron el subintendente Harold Mejía Rodríguez, alias Canoso o El Abuelo, de la Seccional de Inteligencia Policial (Sipol), y los patrulleros Juan Carlos Cárdenas Morales, alias Cárdenas; Iván Mauricio Moreno Rivera, alias Moreno, pertenecientes a la Sijín, Hernán David Arenas Pareja, alias Arenas; Yúber Chaverra Leudo, alias El Negro, Morcilla, Mi Nené o Monaguillo, y Albert Antonio Vargas Castillo, alias Vanegas, Rolo o Rolito, adscritos a estaciones de Policía de Bello (Antioquia).
Según la investigación adelantada por un Fiscal de la Dirección Nacional Contra el Crimen Organizado, los uniformados estaban dentro de la nómina del grupo delictivo Los Chatas. Su función era advertirles sobre operativos que se realizarían contra esta banda criminal.
Al parecer, los policías recibían dos millones de pesos para permitir el funcionamiento de las plazas de vicio, además de recibir un monto adicional por las incautaciones que devolvieran a la banda.
En las capturas en flagrancia por el delito de tráfico de estupefacientes, los uniformados pedían un millón de pesos para no poner a disposición de la Fiscalía a los comercializadores al detal o jíbaros, así como para que cuando debían llevarlos al proceso, lo hicieran por una cantidad menor a la incautada.
La investigación indica que a cambio de dinero, el subintendente entregó información confidencial a la organización Los Chatas sobre uno de los policías judiciales encargados de investigar a esta estructura criminal, además, de suministrar fechas de capturas y allanamientos que se realizarían en la zona de injerencia. También les habría dado a conocer acerca sobre la visita de funcionarios de otras ciudades y las placas de los vehículos en los que se movilizaban.
Los patrulleros no aceptaron los cargos por los delitos de concierto para delinquir agravado, cohecho propio, concusión y prevaricato por omisión. De igual manera lo hizo el subintendente por los delitos de concierto para delinquir agravado, cohecho propio, prevaricato por omisión, revelación de secreto y utilización de asuntos sometidos a secreto o reserva.
NAMT / AAEA