Pruebas de ADN, ecografías, exámenes de gonadotropina coriónica (hormona que tienen solo las mujeres embarazadas), fueron sólo algunas de las pruebas que presentó la Fiscalía para hacer justicia en el caso de Kellys Zapateiro Guzmán, la joven a quien le robaron su bebé de ocho meses de gestación y posteriormente asesinaron e incineraron.
El Juzgado 2º Penal Especializado del circuito de Cartagena condenó a Josefa Cardona y al expolicía Andrés Díaz Zabaleta. El próximo 10 de agosto se conocerá el monto de la sentencia. La Fiscalía pidió 60 años de prisión.
El próximo 11 de julio se cumplen dos años de la desaparición de Zapateiro. Ese día, Cardona la sacó de su casa en el corregimiento Manzanillo del Mar diciéndole que iban a una fundación, después de eso su familia no supo más de ella.
A Kelly le sacaron al bebé con un procedimiento rudimentaria, luego la asesinaron y la incineraron. Luego, escondieron sus restos en un lote contiguo a la Estación de Policía de Manzanillo del Mar, donde trabajaba Díaz Zabaleta. Con lo que no contaban sus asesinos era con que un perro los delatara al día siguiente, cuando encontró la mano y jugó con ella, por lo que quedó expuesto a la vista de todos.
Josefa, con el bebé en sus manos, fue a un centro asistencial diciendo que acababa de parir y, según los certificados médicos, hasta residuos de líquido placentario tenía en sus genitales. Luego hizo una llamada, una de las pruebas que presentada en el proceso, para comunicarse a un número de la Policía, donde les indicaba que hablaba con Josefa, la esposa del patrullero Díaz y que le dijeran que ella había acabado de dar a luz en la casa.
Posteriormente llamaron al hombre y le dieron el mensaje. Al día siguiente de la desaparición de Kelly, encontraron su mano incinerada en la Estación de Policía, por lo que entrevistaron a los funcionarios que trabajaban allí. En ese momento Díaz Zabaleta aportó su número telefónico.
Al verificar, se percataron que desde ese número había llamado Josefa a enviar la razón, lo que indicaba que estaba con la mujer cuando ella hizo la llamada.
Ante todas esas pruebas, cotejaron el ADN de la mano que encontraron y el del bebé para corroborar que efectivamente el pequeño no era de Josefa sino de Kelly.
JLH / AAEA