Un grupo de funcionarios de la Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y la Paz llevarán a cabo la ceremonia de entrega de restos del integrante de la comunidad indígena Mañakan, en la ciudad de Valledupar, siguiendo los ritos y costumbres propias de la comunidad y garantizando así un enfoque diferencial a las víctimas de los pueblos indígenas, asesinados por integrantes de los grupos armados al margen de la ley.
La historia de la familia de Pedro Alfonso Quinto Torres, de la comunidad indígena en mención, que se ubica en el municipio de Pueblo Bello (Cesar), inicia el 15 de febrero del 2003, cuando un grupo integrado por 9 hombres armados llegaron a su vivienda, y a unos 400 metros de la casa lo amarraron y le dispararon en repetidas ocasiones.
Según el relato de sus familiares, momentos después hallaron el cadáver de Pedro Alfonso con una nota donde les advertían que si enterraban los restos en un lugar diferente a la comunidad indígena tomarían represalias.
El pueblo Mañakan inhumó los restos de Quinto Torres, sin embargo en marzo del 2011 y gracias a información suministrada por la hermana de la víctima sobre la ubicación de la fosa, una comisión de la Fiscalía y el entonces Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), realizaron la exhumación de los restos del indígena que en el momento de su muerte tenía 40 años.
Los hechos, que son objeto de investigación y que no han sido confesados en Justicia y Paz, son atribuidos a la guerrilla del ELN que para esa fecha tenían presencia en el sector.