Convencer, persuadir o incitar a otra persona para que cometa un delito, es una conducta que sanciona el Código Penal con penas de prisión. Se trata de instigación a delinquir, un acto en el que el responsable no participa directamente en el hecho ilícito, pero si ejerce influencia para que un tercero lo ejecute.
El instigador no necesita estar presente en el momento del delito ni intervenir materialmente en él; basta con que haya ejercido presión, convencimiento o manipulación para que otra persona lo ejecute.
La ley establece esta sanción porque la instigación representa un factor de riesgo social: promueve la comisión de delitos y fomenta conductas que atentan contra la seguridad, el orden y los derechos de las personas.
 
 




