Un saludo afectuoso y mis agradecimientos a la Federación Nacional de Distribuidores de Combustibles y Energéticos (Ferdipetróleo) por esta invitación para dialogar sobre temas transcendentales de nuestra actual política criminal y del papel que tiene este sector en la coyuntura del país. Dos temas que son centrales en las reflexiones diarias del trabajo en la Fiscalía General de la Nación y que deben serlo igualmente en el trabajo de la industria energética.

Narcotráfico: principal desafío que enfrenta el Estado

¿Alguien en este salón duda que la madre de todas nuestras plagas es el narcotráfico?

A pesar de los grandes esfuerzos y estrategias que despliega el Estado en su conjunto para luchar contra los diferentes fenómenos criminales, tenemos grandes desafíos en este frente, que no es solo un problema frente a los mercados externos, sino que afecta incluso a nuestra población más vulnerable.

El siguiente panorama es bastante ilustrativo:

  1. Cultivos ilícitos

Distintas fuentes han señalado un aumento considerable de los cultivos de coca. El más reciente informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos cifró este aumento de 78.000 hectáreas sembradas en 2012 a 188.000 sembradas en 2016. Una tendencia al aumento que confirma el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC) que indica que las hectáreas sembradas pasaron de 96.000 en 2015 a 146.000 en 2017 según sus propios indicadores.

A pesar de los esfuerzos por llevar a cabo una erradicación de los cultivos ilícitos con métodos alternativos a la fumigación, todo indica que al finalizar el año anterior las cifras totales no cedieron.

  1. Productividad

No se trata sólo de una tendencia cuantitativa. También, la calidad de la hoja de coca se ha transformado de tal manera que permite mayores rendimientos por hectárea sembrada. Con base en los estudios de productividad realizados por la  UNODC y el Gobierno Nacional, mientras que antes solo se daban dos cosechas al año, actualmente el promedio es de cuatro cosechas por año y el rendimiento promedio anual de hoja de coca es de 4.800 kg/ha/año.

Consecuencias del narcotráfico

Lo más problemático de toda esta dinámica criminal son los efectos que el narcotráfico está teniendo en el territorio. La lucha contra los estupefacientes —dentro del plan de lucha contra el crimen organizado— debe tener como uno de sus objetivos estratégicos la disminución de la violencia. La radiografía que hoy tenemos de Colombia es compleja.

  1. Incremento del homicidio

En primer lugar pongo de presente el tema del homicidio. En diciembre pasado se informó a la opinión pública que durante el año 2017 el país había registrado un descenso del 4.9% de los homicidios respecto del año anterior, alcanzando una tasa final de 23,9 homicidios por cada cien mil (100.000) habitantes, la más baja en los últimos cuarenta y dos (42) años en el país.

En lo corrido de 2018 estamos observando una tendencia que debe prender nuestras alertas. Según nuestros indicadores más recientes, este año se han registrado 3.491 homicidios lo que representa un incremento del 7.22% respecto a lo registrado el año anterior en el mismo periodo. Es decir, ya no estamos frente a una reducción en el homicidio, sino a un cambio de tendencia que revela un aumento de este delito, tanto en sus tasas como en sus números netos.

Los homicidios en 2018 se han presentado en 529 municipios del país lo que equivale al 47.15%. El homicidio se encuentra al aumento en 303 de estos municipios colombianos, afectando principalmente los departamentos de Antioquia, Chocó, Córdoba, Cauca, Nariño, Norte de Santander y Valle del Cauca. 

  1. Corredores con incrementos atípicos en el homicidio

La Fiscalía General de la Nación ha evidenciado un incremento atípico del homicidio en zonas rurales que alcanza en mayor escala a colombianos de a pie y, en otra, a líderes sociales. No podemos desconocer que en algunos territorios nacionales estamos en una verdadera confrontación, determinada por el control de los territorios cocaleros, particularmente.

Hemos identificado 12 corredores del país en donde el homicidio está creciendo exponencialmente y en cuyos municipios predomina la lucha territorial de organizaciones criminales, cuyas rentas ilícitas derivan principalmente de la minería ilegal y del cultivo, transporte, almacenamiento, distribución y comercialización de sustancias ilícitas.

Por ejemplo, en el corredor del “Bajo Cauca Antioqueño y Sur de Córdoba” pasamos de tener 72 homicidios en 2017 a 219 homicidios en lo corrido del 2018. Es decir, tenemos un aumento del 204% en este delito, afectando principalmente municipios como Tarazá, Itunago, Yarumal, Cáceres, Caucasia, Ayapel, Montelíbano, entre otros.

  1. Microtráfico: la nueva dimensión del problema

Un aspecto que requiere nuestra atención y una pronta respuesta por parte de las autoridades es el tema del microtráfico y el narcomenudeo. Mucha de la droga que producimos se está quedando en Colombia para consumo interno. En nuestras investigaciones más recientes hemos observado que los narcotraficantes ahora no pagan los insumos solo en efectivo sino también en especie. Es decir, entregan droga a sus proveedores con el fin de que estos realicen sus utilidades con su venta en los mercados internos.

Evidenciamos, por tanto, un aumento significativo en la oferta de droga en nuestras calles y un incremento en el consumo interno de sustancias ilícitas como describen informes recientes en la materia. Según cifras del Departamento Nacional de Planeación, en el país existen cerca de 1´500.000 consumidores, de los cuales 832.000 viven en las ciudades capitales como Bogotá, Barranquilla, Medellín, Bucaramanga, Santa Marta y Pereira.

Entre las poblaciones más afectadas por el consumo de drogas también tenemos a las niñas, niños y adolescentes. Estudios recientes confirman que el 7,5% de los estudiantes de Colombia declaran haber consumido cocaína alguna vez en la vida, cifra bastante superior a la de los otros países de la región. La prevalencia del último año de consumo de cocaína registrada entre los estudiantes de Colombia es la más alta en comparación con nuestros vecinos andinos.

Frente a esta problemática, desde la Fiscalía General de la Nación, hemos emprendido una estrategia integral para enfrentar el microtráfico en los entonos educativos. De enero a abril de este año hemos capturado en todo el país 1.330 jíbaros.

  1. Cambios en la geopolítica

Una consideración sobre la naturaleza transnacional del narcotráfico que resulta pertinente para el caso colombiano: Tal como lo han reconocido autoridades de Colombia, Ecuador, Estados Unidos y México, la salida de las FARC de los territorios cocaleros y los nuevos liderazgos en los carteles mexicanos que emergieron tras la recaptura y extradición del Efraín “El Chapo Guzmán”, han visto en Centroamérica y en la cuenca del Pacífico una zona para la creación de nuevos circuitos para el tráfico de drogas o para aprovechar los ya creados que, por la dinámica criminal de estas organizaciones, han cambiado de dueño. Es evidente entonces que las células están mutando y que necesitamos más inteligencia estratégica para combatirlas.

No extraña entonces que sea en Nariño y Cauca, departamentos colombianos con costa sobre el Pacífico, los que aparezcan, junto a Putumayo y Norte de Santander, en cabeza de los índices de cultivos de hoja de coca.

Todas las evidencias de nuestras investigaciones confirman que parte del negocio de la droga de nuestro país está mutando a Centroamérica. Cada día se observa que desde la frontera con Ecuador los narcotraficantes están sacando en lanchas rápidas – abastecidas con combustible subsidiado – pasta de coca hacia países centroamericanos en donde se están estableciendo cristalizaderos. Esto se debe, entre otros factores, a la mano de obra más barata disponible en estas economías, la cercanía con los mercados mexicanos y estadounidenses y, posiblemente, a menores controles estatales.

Ante este panorama expuesto es necesario que replanteemos la lucha contra las drogas porque la pandemia que enfrentamos solo podrá ser resuelta si acabamos de raíz el problema del narcotráfico, con el concurso de todos.

Papel de la gasolina en la industria del delito

Los aquí presentes se estarán preguntando por qué el Fiscal General les está contando toda esta historia en medio de este Congreso. Como muchos de ustedes lo saben, la gasolina juega un papel predominante en la industria del narcotráfico y es indispensable contar con su compromiso para atacar unos de los eslabones más cruciales de la cadena de las drogas.

  1. Gasolina como insumo del narcotráfico

La gasolina cumple una función muy importante para la obtención de la base de cocaína. En la fase inicial del proceso industrial, las hojas de coca se recogen  y se dejan macerar en gasolina de 8 a 12 horas hasta que las hojas suelten la sustancia alcalina o base cruda, para posteriormente ser recuperada en agua y ácido sulfúrico.

Aunque otros precursores químicos pudieran ser usados como solventes orgánicos en este proceso, la gasolina resulta ser el más económico y el de más fácil acceso a nivel nacional, considerando las altas cantidades a ser usadas. Para un kilogramo de base de coca se requieren aproximadamente 166 galones de gasolina.

De acuerdo con el Observatorio de Drogas de Colombia 2017, en al año 2016 se reportó un aumento en la incautación de gasolina en el territorio nacional del 42.6% lo que produjo un impacto significativo en el proceso primario de extracción de alcaloides de la hoja de coca y, por lo tanto, determinó la activación de mecanismos para suplir este solvente.

  1. Pequeños municipios con elevado consumo

En las investigaciones sobre narcotráfico que conducimos en todo el territorio nacional hemos evidenciado unas cifras relacionadas con el consumo de gasolina en diferentes municipios que son – a lo menos – bastante llamativas y permiten prender varias alarmas.

Tenemos poblaciones que tienen excesos de estaciones de servicios y tienen un descomunal consumo con respecto a su baja población. En la mayoría de los casos estos municipios se encuentran en los territorios que tienen las mayores producciones cocaleras del país y están ubicados en zonas de frontera. Hablo en particular de en municipios en los departamentos de Cauca, Nariño, Putumayo y los Santanderes.

A manera de ejemplo, en Argelia (Cauca) municipio cuya población es cercana a los 27.000 habitantes, hay 19 estaciones de servicio. Desde el año 2015 a la fecha se evidencia un incremento significativo en las ventas de ACPM y gasolina corriente en este municipio. En el caso del ACPM se observa que entre el 2015 y 2017 las ventas pasaron de  242.248 galones a 652.855 galones lo que equivale a un incremento del 169% en tan solo dos años. En relación con la gasolina corriente también se observa una variación positiva de ventas en este mismo periodo pasando de 892.468 galones a 3.339.905 galones, equivalente a un incremento del 274%.

También se destacan los municipios de Barbacoas (Nariño), Puerto Asis (Putumayo) y El Tambo (Cauca). Tienen unos crecimientos desbordados en el consumo de gasolina en los últimos años. Además de tener este común denominador, estos tres municipios se encuentran en el top 10 de las poblaciones con más aumento de cultivos ilícitos de hoja de coca.

Barbacoas pasó de consumir 1.977.029 galones de gasolina en 2015 a 3.393.244 en 2017 lo que equivale a un aumento del 71.63% en solo dos años. Las hectáreas de cultivos ilícitos en este municipio crecieron igualmente entre 2015 a 2017 pasando de 1.330 a 3.359 teniendo un incremento del 152.5%. La correlación es más que significativa.

Puerto Asís pasó de consumir 3.640.879 galones de gasolina en 2015 a 4.065.190 en 2017 lo que equivale a un incremento del 11.65%. Sus cultivos asimismo aumentaron pasando de 4.437 hectáreas en 2015 a 7.453 hectáreas en 2017, reflejando un crecimiento del 67.97%.

Se presenta la misma relación en El Tambo: su consumo de gasolina pasó de 726.682 galones en 2015 a 1.348.331 en 2017 presentando un aumento del 85.54% y sus hectáreas de cultivos ilícitos de 2.522 a 5.300 es decir un incremento del 110.15%.

Este aumento en el consumo de gasolina es preciso compararlo con el número de automotores registrados en estos municipios y el consumo per cápita por galón:

El municipio de Barbacoas que cuenta con apenas 4.709 automotores paso de tener un consumo per cápita por galón de 52 en 2015 a 86 en 2017.  Puerto Asís con un total de 56.627 vehículos registrados presentó para el 2017 un consumo per cápita de 66 galones. Todo ello contratsta con el consumo per capita de Bogotá (53 galones) y de Medellín  57 galones, por ejemplo.

Al no tener estos municipios crecimientos demográficos significativos ni un parque automotor muy representativo, el aumento desbordado de consumo de combustible – principal insumo de la producción de cocaína – parece estar asociado con el aumento de la producción de estupefacientes en las mismas zonas.

Refundar la política: compromiso de todos

  1. Los subsidios gubernamentales

Necesitamos correctivos a la mayor brevedad para atacar todos los eslabones de la cadena. Así lo ha manifestado la Fiscalía General de la Nación ante el Ministerio de Minas. Tenemos que ser cautos con la amplia política de subsidios que tiene el Estado – sobre todo en las zonas de frontera – y que inevitablemente beneficia a las organizaciones criminales.

Actualmente tenemos 158 municipios con subsidios de combustibles por considerarse de frontera, los cuales se encuentran en 12 departamentos. En estos 12 departamentos se incluye incluso Boyacá.

Con relación a la política de subsidios vale recordar que la Resolución 40266 del Ministerio de Minas expedida el 31 de marzo de 2017 – analizando diferentes variables como los indicadores nacionales de población, valor agregado, compras de combustible – pretende determinar volúmenes máximos de combustibles líquidos excluidos de IVA y exentos de arancel e impuesto nacional dentro de cada municipio reconocido como zona de frontera. Es decir, municipios en donde la gasolina es subsidiada y se consigue a mejores precios.

No obstante lo anterior, el Artículo 8 del mencionado Decreto dispone que cuando una estación de servicio consuma el volumen máximo de combustible subsidiado que le ha sido asignado para un respectivo periodo antes de finalizarlo, con el fin de garantizar el abastecimiento, deberá continuar prestando el servicio mediante la compra de producto a precio nacional, sin los beneficios tributarios.

Esto demuestra que lo único controlado es la venta de combustible con beneficios tributarios pero no hay topes establecidos cuando su venta se realiza a precios nacionales no subsidiados.

De otra parte, los alcaldes municipales, de conformidad con la Ley 388 de 1997 y el numeral 4 del artículo 29 de la Ley 1454 de 2011, al corresponderles la formulación y adopción de los planes de ordenamiento del territorio, son los competentes para autorizar la construcción de estaciones de servicio en sus jurisdicciones teniendo como principales condiciones la “iniciativa privada” y la “libertad de empresa”.

Las autoridades no pueden solamente tener en cuenta la “libertad de empresa” y la “iniciativa privada” para que se continúen vendiendo combustibles líquidos en su territorio. Necesitamos límites claros en los consumos, sobre todo, en las zonas de frontera o zonas con alta producción de clorohidrato de cocaína y sus derivados.

El mensaje es entonces que el Estado debe asumir una política mas racional frente a los subsidios a la gasolina, no sea que estemos contribuyendo a la rentabilidad y expansión del narcotráfico.

  1. Uso de la tecnología para enfrentar el narcotráfico

Por último quiero hacer un exhorto sobre la necesidad de acudir a la tecnología y a las nuevas innovaciones para regular y controlar los químicos y las sustancias que se utilizan como precursores en la producción de narcóticos.

Dentro de las nuevas iniciativas para combatir el narcotráfico a mayor escala existe una investigación que se viene desarrollando desde el año 2010 bajo el liderazgo de Ecopetrol y la DIJIN, que se hace indispensable rescatar en los tiempos presentes. Este proyecto busca reducir el potencial de producción de cocaína mediante la inserción de una molécula-marcador al crudo, sin afectar ninguna de las propiedades y usos lícitos del producto. Esta molécula es capaz de generar una afectación a la extracción del alcaloide hasta reducirlo en un 50%, interviniendo en el proceso de solubilizar la base cruda en el insumo principal de la coca: la gasolina.

No hay mejor escenario que el presente foro para exhortar a la comunidad petrolera del país para que avance en estos desarrollos científicos, que generan beneficios recíprocos para la industria en su conjunto, pues pretenden igualmente reducir el hurto de hidrocarburos y el tráfico de los mismos, problema que tanto afecta a nuestra economía.

Estimados amigos:

Necesitamos refundar la política de lucha contra las drogas, con enfoque regional, para atacar eficazmente al fenómeno del narcotráfico. Esto solo será posible con el compromiso de todos. Muchas gracias!