Carlos Eduardo Mercado González y Néstor Felipe Falla Pertuz fueron cobijados con medida de aseguramiento preventivo en el establecimiento carcelario San Sebastián de Ternera por el Juzgado Segundo Penal de Cartagena, con función de control de garantías, por el delito de extorsión que les imputó la Fiscalía.
Los hombres, aunque no aceptaron los cargos, fueron capturados en flagrancia luego de recibir dinero al parecer producto de una extorsión.
La víctima, una mujer, aseguró a funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía y al Gaula de la Infantería de Marina que a través de llamadas que le estaban haciendo desde el 28 de diciembre le exigían 40 millones de pesos.
La primera fue a las 10:00 de la noche, pero ella pensando que era una broma de un amigo se rio. Más tarde, el hombre, a quien ella identificó con acento costeño, le dijo que llamaban de parte del ELN y que le diera ese mensaje a su jefe, pero ella colgó.
Llamaron de nuevo y le exigieron inicialmente $30 millones para el día siguiente. Más tarde la llamaron otra vez para reafirmarle lo dicho.
Posteriormente, el 3 de enero se comunicaron de nuevo y como no contestó le dejaron un mensaje: “dígale a su jefe que el frente Omar Gómez, del occidente del país del ELN, necesita para el día de mañana 40 millones de pesos”.
Al día siguiente la llamaron y le dieron instrucciones de que una mujer debía entregar el dinero en el puente de Crespo, pero no se comunicaron más hasta el 5 de enero, cuando le dijeron que ya sabían que está en Cartagena y la amenazaron porque denunció y le exigen de nuevo el dinero.
El siguiente mensaje fue por la red social whatsapp y allí le dijeron que debía entregar los 40 millones de pesos en la estación de buses articulados del mercado de Bazurto. Sin embargo, siguiendo las recomendaciones de los investigadores, la cita se realiza en un centro comercial de la ciudad.
Finalmente pactan la entrega en una de las calles aledañas al centro comercial. Al llegar, se observa una moto negra y el parrillero le hace señas a la víctima para que se acerque. Ella les entrega el bolso y se van. De inmediato, el CTI los detiene con el dinero que acaban de recibir.
JLH / AAEA